lunes, 9 de agosto de 2010

NO PENSE PASAR POR ESTO

“Me acosté una vez con él y ahora me amenaza”

Yoli es una mujer casada, de 23 años, y ella dice que debería estar feliz porque cumplió antes de lo previsto todos sus deseos: un esposo no sólo amoroso, sino también de muy buena posición económica, y dos hijitos preciosos, ya que tiene mellicitos. Cualquiera diría, cuenta, que debería sentirse contenta, pero la verdad es que es infeliz. ¿Qué pasó? Se enamoró de otro, y no puede sacarse de la mente la única vez que se permitió a sí misma un momento de debilidad. Decidió no volver a caer en los brazos de Alfredo, y se lo dijo, pero justo desde ese momento comenzó un infierno para ella, porque él, enamorado o encaprichado con ella, le dice que no le acepta otro encuentro sexual, él le va a contar todo a Manuel. Y hay algo más que eso...


Cuando nuestra entrevistada tenía 19 años y había acabado de ingresar a la universidad, apareció en su vida Alfredo, el hijo de un empresario, quien se prendó de ella. Yoli es hija de un militar y dice que siempre creció con la convicción de que debía tener primero su diploma de egresada en manos antes de pensar siquiera en tener novio. Aunque había tenido uno, Alfredo, pero cuando las cosas se pusieron medio serias el papá de ella cortó en serio la relación. Ella era obediente, adora a su papá y no tuvo más remedio que tratar de olvidar al -por entonces- muchachito. De a poco se hizo a la idea de que en su vida no habría más que libros y facultad, porque en su casa no le iban a permitir otra cosa. Sus padres eran estrictos y allí se hacía lo que ellos decían.

Secretamente, ella pensaba que Alfredo la esperaría, y que cuando terminaran ambos sus estudios, nada evitaría que se casaran. Pero con el tiempo, la idea se fue diluyendo y realmente, en su vida ya no había más que estudios. Alfredo era un débil recuerdo en ese tiempo. Pasó el examen de ingreso, y en tanto sus compañeros fueron esa noche a festejar todos en una discoteca, a ella sus padres la llevaron a un restaurante a cenar, ella se resignó porque ya sabía que a ella no le permitían muchas cosas. Con ellos fue su tío, primo hermano de su papá, a quien todos querían mucho en la familia. Y fue él quien esa noche les presentó a Manuel, a quien dijo haber conocido en Punta del Este, donde se hicieron amigos. Lo llevó a la mesa de la familia, y a los padres de Yoli enseguida les cayó bien.

“El tiene 10 años más que yo, seguro eso en parte es lo que les gustó de él a papá y a mamá, por eso le pusieron buena cara. Además, era evidente que es de buena posición, y se portó muy caballeroso conmigo, como si no se hubiera fijado mucho en mí, sólo fue atento. Pero ya esa noche, cuando volvimos, tío me dijo que le había preguntado todo sobre mí, y le dijo que apenas me vio se dio cuenta que soy la mujer de su vida. Yo me reí nomás y le dije a tío que para empezar, su amigo ya es viejo para mí, y que en segundo lugar, ya sabe lo que piensa papá de los novios antes del título de la universiad. Bueno, y no hablamos más de eso, hasta que me mandó a la casa una hermosa caja con una orquídea dentro. Yo ni miré la tarjeta, fue mamá la que leyó y me dijo qué suerte tengo, que parece que le impacté a Manuel. Yo le dije que no, que es viejo y que además papá se iba a enojar si sabía. Pero para mi sorpresa, esa noche papá me dijo que le llamó Manuel, y que él le invitó a cenar. Qué raro papá, le dije yo, desde cuándo le invitás a un hombre que se gusta de mí, le dije yo”, nos cuenta Yoli.

Pero finalmente, unos días después fue llegando a la casa Manuel. Yoli descubrió que él era además de cortés, muy simpático. Les agradó a todos, hasta a sus hermanos que solían ser muy celosos por ella. Y les invitó a su estancia, cosa que aceptó su papá, pero ella dijo que no, que no podía faltar a clases. “Fue así por un tiempo, él nos invitaba a todas partes, y papá y mamá solían ir, pero yo no. Pensaba que así se iba a cansar y me iba a dejar en paz, aunque la verdad es que aparte de esas atenciones, como mandarme flores y bombones, canastas de desayuno y libros, él nunca todavía me dijo que me quería ni nada. Tampoco me invitaba a encontrarnos por ahí, así que yo no estaba tan segura de que estaba interesado en mí, o pensaba que si era así, se equivocaba de técnica, porque ya a toda la familia les caía bien, pero yo ni cinco de bola le daba”, refiere la joven.

LA DECLARACION

Sin embargo, pronto se iba a pegar una sorpresa. Una noche, cuando salía al campus donde solía esperarle su papá o uno de sus hermanos para llevarla de vuelta a la casa, se encontró con Manuel. El le dijo que había hablado con su papá y que tenía su permiso para llevarla a casa, porque tenía algo que hablar con ella. Por las dudas, y porque no podía creer que su papá consintiese en que un hombre la buscase, de noche, llamó por celular a su mamá y le preguntó. Ella le confirmó que Manuel tenía permiso para buscarla y le dijo que si era para lo que ellos pensaban, que tuviese en cuenta que estaban de acuerdo en que sean novios.

“Yo no podía creer, en fin. Me subí a su camioneta y él manejó callado un rato, después paró y me dijo: no soy un muchacho que te va a rogar si me decís que no, pero estoy enamorado desde que nos conocimos, y sé que sos la mujer que quiero como esposa. Y lo único que te pido ahora es que me permitas que nos veamos más, para conocernos bien. Y para que sepamos si podés o no sentir algo por mí, porque tampoco me casaría con una mujer que no me quiere”, sigue su relato Yoli.

Ella cuenta que le dijo que le deje pensar y que le daría una respuesta. Pero desde el día siguiente, era Manuel quien iba a buscarla a la salida de la universidad. “Desde luego papá y mamá estaban encantados. Pero yo pensaba que querían uno de esos noviazgos largos, hasta que tenga mi título. Como cinco meses después nos pusimos de novios, yo primero le acepté porque desde todos los puntos de vista era lindo estar con él, además por primera vez me dejaban salir, con tal de que Manuel me acompañase. Y dos meses después de eso, ya les dijo que se quería casar conmigo, si es que ellos aprobaban. Dijeron que sí, pero con la condición de que yo tenía que seguir estudiando. Y bueno, nos casamos”, así continúa la historia que nos cuenta la universitaria.

Las cosas fueron maravillosamente, según nos cuenta, y no le costó nada seguir sus estudios, pese a que pronto quedó embarazada, porque tenía todo lo que podía precisar. Entre otras cosas, dos niñeras para sus mellicitos. “Manuel está embobado con sus hijos, que le adoran, y a mí siempre me trató como a una princesa. Voy a estar loca si me quejo, además él es un tipo amable con todos, sus empleados le quieren por eso, y a mis hermanos él les consiguió el trabajo que tiene ahora. Pero bueno, el asunto es que hace dos meses, cuando me fui de compras con Estela, la esposa del hermano de Manuel, me encontré frente a frente con Alfredo. Yo estaba buscando algo para regalarle a mi mamá, y resultó que él estaba ahí. Y bueno, tuve que disimular un poco la impresión, porque mi concuñada estaba conmigo. Pero cuando nos despedimos me dijo que le llame a esa tienda, que él trabaja allí”.

“¿Te acordás que te filmé desnuda?

No sabe por qué lo hizo, dice, pero al día siguiente, llamó a la tienda. Preguntó por Alfredo, y le pasaron con él. Después de eso, hablaron unas cinco veces más, hasta que ella le aceptó una cita. Claro, le dijo que sería sólo para que hablasen como amigos. Iba a aprovechar que su marido no estaba, ya que solía viajar con cierta frecuencia por cuestiones de negocios, sobre todo a Uruguay y Brasil. El encuentro entre los ex novios estuvo lleno de recuerdos, cuenta: “me reclamó que porqué le dejé, que podíamos haber seguido siendo novios en secreto, pero yo le dije que si era para plagearse nomás, mejor cortábamos allí mismo y cada uno a sus cosas. Después ya nos calmamos más y de repente, él me agarró de la mano. Me dijo que estaba más linda que nunca, que me vino bien la maternidad, y que ahora era una mujer realmente irresistible. Que él sabe lo que perdió y que haría de todo para estar conmigo. Yo le dije que sólo podíamos ser amigos, pero cuando él me dio un beso yo sentí algo que no había sentido nunca con mi marido, para qué voy a mentir. Medio corté ese encuentro en ese momento, pero después él me siguió llamando, le pedí que no hiciera más eso, por si mi esposo se daba cuenta, y nos comunicamos sólo por internet. Así fue que nos citamos de nuevo, y él me llevó a su departamento. Allí pasó lo que tenía que pasar. Con él tuve mis mejores orgasmos. Pero cuando terminó todo y yo tenía que irme urgente a casa si no quería que mi marido sospeche algo, le dije que hasta allí, que no me busque más porque no iba a poder ser”, cuenta.

La determinación de la joven señora era firme. No le contestó más. El entonces empezó a llamarla de nuevo, y ella destruyó el celular, le dijo a su marido que unos tortoleros le robaron el aparatito tras romper el vidrio del auto. Todo para que Alfredo no la llamara más. Pero una tarde, oyó el timbre de la puerta, la abrió y resultó que era Alfredo. “El me dijo que está bien si no quiero más volver con él, pero que le acepte como amante, y que él tenía cómo obligarme, ya que le llevo a esa situación. En síntesis, que si no le acepto otro encuentro, él le va a poner al tanto a mi marido. Le dije que no me importa, porque me va a creer a mí, y entonces me dijo: ‘eso es porque te olvidás que te pedí que me dejes filmarte desnuda con mi celular para tener un recuerdo de vos, y ese recuerdito le voy a mandar a tu marido si no me das el gusto’, yo sentí que se me abría la tierra cuando me dijo eso, y desde esa vez, estoy desesperada”, termina relatando nuestra entrevistada.

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